Javier Krahe, Joaquín Sabina ,Alberto Pérez - La Mandrágora (1981)

Me vais a dejar que saque el abuelo Cebolleta que todos llevamos dentro y os cuente cómo eran las cosas en la ya lejana Transición. A ver, no es que yo pudiera vivirla a tope (era demasiado joven) pero se trata de esos años que van desde que muere el Dictador en noviembre de 1975 hasta que, con la avasalladora victoria del PSOE en octubre de 1982, los partidos políticos colmatan todos los ámbitos de la sociedad española. Casi siete años justos en los que (centrémonos ahora en el aspecto musical) la súbita llegada de la libertad y unas saludables ganas de divertirse configuraron un panorama mágico que no se ha vuelto a repetir. No es casual que en esos años surgieran propuestas tan inclasificables y diferentes como Veneno, Burning, la Orquesta Mondragón, Tequila, la Romántica Banda Local, Kaka de Luxe, Triana y muchísimos más. Y fue entonces cuando dos cantautores atípicos como Joaquín Sabina (con dos discos en el mercado) y Javier Krahe (que acababa de sacar “Valle de lágrimas”) se juntan con el cantante Alberto Pérez (uno de esos artistas para los que el diccionario no tiene etiquetas) y graban en el club “La Mandrágora” esta delicia con la que empiezan a darse a conocer al gran público. Dice mucho de su singularidad el hecho de que, a pesar de su irreprochable marchamo progresista, en el disco apenas haya una canción (“Adivina, adivinanza”) de corte político. El resto son juguetonas burlas verbales (“Villatripas”, “Un burdo rumor”, “El cromosoma”, “La hoguera”), homenajes a Georges Brassens (“La tormenta”)y a Chicho Sánchez Ferlosio (“Círculos viciosos”), un futuro himno madrileño al que más tarde se le cambiaría astutamente algún verso (hoy en día Sabina ya no pide que le lleven al sur), y la joyita del disco: “Nos ocupamos del mar”. Un LP que aún huele a humo, a cubata de garrafón y, sobre todo, a libertad recién estrenada.

Edición original 1981

Sello: CBS