Yo nací el 9 de abril de 1973 a las 8 de la mañana. No, no es que me entrara prisa por irme a desayunar un cortao y un pitufo mixto en cuanto me cortaron el cordon umbilical, no. Es que justo la noche antes había fallecido Pablo Picasso y había que empezar pronto a trabajar para cubrir el vacio artístico que nos dejó el niño Pablo. Entonces, en medio de los pasillos de Carlos Haya me puse a gatear prematuramente, haciendo un baile de proto-TikTok y gritando a los cuatro vientos “mamá quiero ser artista”…. Y de repente aparecí con mi amigo Juanma en el Bar Armenia, al lado de la C/Alcazabilla, tomando unas cervezas y conjurándonos para devolver la esencia al puchero, que se estaba quedando soso de tanta modernidad. Pasamos por Calle Císter, en una noche de luna llena espectacular, camino de la casa de Dani Miranda, en el callejón ese estrechísimo que viene de c/Santamaría hacia C/Granada, nunca me acuerdo del nombre. Bueno, lo podéis mirar en visual map si os apetece, yo no tengo ganas ahora… El caso que nos pusimos a escuchar ese disco de Deep Purple, Fireball creo que se llamaba, que había comprado Juanma aquella mañana en DISCOS PAT, en la zona de Atarazanas, tan lumpen antes y ahora tiene hasta una Canasta y todo para tomar el cafelito con una loca, al estilo Lepanto. Y cuando termino Dani de atusarse el tupé, salimos por el portal y ¡¡oh milagro!!, aparecimos en el Paseo de Martiricos, en plena fiesta de la primera promoción de la Facultad de CC de la Información. Y nos reencontramos con amigos que ya se han ido pero, tu sabes, dando vueltecitas te puedes encontrar a cualquiera y nosotros íbamos como hojuelas removidas por el viento…Paco, Nacho, Carola, Chuss,Pepe, sus vacíos nos duelen en el corazón, pero ya esta bien de tanto morirse, resucitad joder, que nos vamos a hacer una paella a casa de Miguel, a los montes de Málaga. Entonces dicho y hecho, nos fuimos todos hacia el Camino del Colmenar, con la orla recién recogida otra vez y dándole en la cabeza con ella al que teníamos delante, en rigurosa fila india. Después de disfrutar de la paella, las cervezas, la hospitalidad insuperable de Miguel y el concierto del Tony, Antonio Coca, nos subimos al tobogán que une la venta del mijeño con La Malagueta. Era invierno, pero como esto es un relato y da igual, nos quitamos la ropa y nos pegamos un chapuzón. Al salir del agua era verano, y estaba Nacho tomando el sol en la arena. En la orilla, un niño con camiseta de rayas, dibujaba algo parecido a un corazón en la arena, pero como con muchas esquinas, así como cubista.
En ese momento comprendimos que la deriva es el verdadero camino del alma y si esta no rima con la realidad, si no tiene espinas la rosa ,si todo esta suavizado…mas vale dibujar corazones en la orilla que nos lleven a otro lugar.