LAS LISTAS Y YO

LAS LISTAS Y YO

Cada uno tiene sus manías, y una de las que puedo contaros sin ser expedientado por Servicios Sociales es mi afición a las listas. Lo admito: me encantan esas taxonomías en las que se catalogan los diez destinos de vacaciones más apetecibles, las veinte arañas más venenosas o las cien mejores películas coreanas (del norte, por supuesto) del siglo XXI. No se me escapa que dichas clasificaciones son una fuente de polémicas y arbitrariedades (como cualquier iniciativa humana, por otra parte), pero no puedo evitar analizarlas durante horas y horas, especialmente si se ocupan de algo que me interese. Y ese es el caso de “The 500 Greatest Albums of All Time”, una iniciativa de la revista norteamericana Rolling Stone, originalmente publicada en 2003, pero radicalmente rehecha hace apenas dos años, en plena pandemia. Como cualquier otra lista es discutible, pero ésta en particular viene avalada por el rigor de sus participantes, más de trescientas personas estrechamente vinculadas con el mundo de la música (artistas, productores, críticos…).

No mantengamos por más tiempo el misterio: ¿cuál es el mejor álbum de la historia según la votación de Rolling Stone? Bueno, sí, mantengamos un poco más ese misterio, qué prisa hay. En anteriores listas (otra muy prestigiosa es la “All-time top 1000 albums by Colin Larkin”, editada en 1997 en Gran Bretaña), los mejores discos de la historia eran, sin discusión alguna, los de The Beatles: “Revolver”, “Sgt. Pepper’s…” y “Abbey Road” encabezaban la lista, y a distancia casi sideral respecto de los demás. Incluso el muy circunspecto editor se atrevía a aventurar que sería casi imposible que surgieran nuevos artistas que disputaran el trono a los cuatro de Liverpool, habida cuenta la solidez de sus apoyos y el general convencimiento de su superioridad musical y melódica. 

Pero las cosas cambian, y mucho. Los movimientos MeToo y Black Lives Matter han puesto patas arriba muchas de nuestras convicciones más arraigadas, y el mundo de la música no ha sido insensible a tal revolución. Por lo tanto, la lista de Rolling Stone ha tenido que amoldarse a la nueva realidad, y en 2020 ha desalojado a los Beatles de su cima para darle la medalla de oro a un disco fabuloso del artista negro Marvin Gaye, el inconmensurable “What’s going on”, al que sigue de cerca el “Pet sounds” de los Beach Boys, ganando el bronce la canadiense Joni Mitchell con “Blue”. Los diplomas olímpicos son para Stevie Wonder por su excelso “Songs in the key of life”, y (por fin aparecen) para los Beatles por “Abbey Road”, el disco que, al parecer, es ahora considerado como la obra cumbre del cuarteto, por encima de “Revolver” o el “Pepper’s”.

Pero sin duda la revolución es mucho más profunda en lo que podríamos llamar las tendencias de fondo. Si en la lista de 1997 el rap y el Hip Hop (no me pidáis que os diferencie el uno del otro, a mí todo me suena igual) eran muy marginales (apenas se mencionaba a Public Enemy, Run DMC y alguno más), en la lista de 2020 pasa a ser abrumadoramente visible, casi mainstream. Artistas como Kanye West, Jay-Z o Kendrick Lamar pelean en lo alto de la lista, y además sitúan muchas de sus obras (¡hasta seis de sus discos, en el caso de Kanye!) en el ranking. Por el contrario, el Britpop, tan imperial en 1997 (con Oasis, Blur, Pulp, Radiohead vendiendo a toneladas en todo el mundo) prácticamente desaparece de la nueva lista, quedando relegado a los puestos de descenso (con la, incomprensible para mí, excepción de Radiohead, que sigue pujando fuerte).  También es de destacar (signo de los tiempos) la internacionalización de la lista: si en 1997 prácticamente todos los discos provenían del universo anglosajón, en la nueva lista de 2020 se pueden ver propuestas africanas (King Sunny Adé, Fela Kuti), francesas (Daft Punk, Manu Chao), alemanas (Can, Kraftwerk), latinas (Selena, Bad Bunny) y hasta españolas (la celebérrima Rosalía, muy dignamente clasificada en el puesto 315 por “El mal querer”). Y, para finalizar con los cambios, el más evidente es la definitiva incorporación de las mujeres al Panteón de la música pop. De ser casi una nota al pie de página en 1997 (había que bajar mucho en la lista para encontrar un LP íntegramente protagonizado por una de ellas), hoy tal anomalía está en vías de corregirse, y algunas cantantes ya luchan en pie de igualdad con los varones (Joni Mitchell, Aretha Franklin y Janet Jackson las más destacadas) a la hora de conseguir su lugar en la historia de la música.

En definitiva, las nuevas listas de música son fiel reflejo de un mundo más variado y transversal, más abierto a músicas urbanas y menos dependiente de la mística del rock, aunque hay veces en que no puedes evitar preguntarte hasta qué punto esta clasificación está sesgada por criterios políticos y sociológicos: ¿en serio que es mejor 'The Miseducation of Lauryn Hill' (número 10 de la lista) que “The dark side of the moon” (relegado al número 55)? En fin, que así están las cosas y así hay que aceptarlas. Necesitaremos que pasen otros veinticinco o treinta años para saber quién tenía razón, y si efectivamente la gente sigue comprando discos. Os cito aquí para el 2050, y ya si tal hablamos.

Deja un comentario

Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.