LUZ AL FINAL DEL TÚNEL

LUZ AL FINAL DEL TÚNEL

En aquella época lo único que nos importaba era la longitud del tupé. Y si encima podías haberte comprado esa camisa rockera en la tiendita de calle Beatas, pues ya estabas mas que preparado para perderte en un largo fin de semana. Camino del centro, al pasar el puente de los hippies de al lado de El Corte Inglés, iba poco a poco entrando en otra dimensión. El centro histórico de Málaga, allá por 1987, semi deshabitado(¡igualito que ahora!), tenía un aura especial y la entrada en la vieja casa de Dani Miranda era poco menos que un ritual antes de ir a los bares. No, en aquella época no teníamos todo unificado por internet y cada uno iba construyendo su propio camino, pasito a pasito, perdidos en la jungla de la ciudad. Nuestros guías eran maestros, padres y amigos ,y algunos buscábamos nuevos tótems a los que adorar entre cintas de casette recopilatoras grabadas con cariño o nuestros excitantes primeros discos de vinilo. Dani tenía hasta un concierto pirata de U2 en Cork, lo que nos parecía ciencia ficción en esos tiempos tan campestres y localistas. Pero en cualquier caso caminábamos libres de mercaderes, de la modernidad ,del puto teléfono móvil, lo que nos permitía ir tomando decisiones, a veces, sin poder fijarnos en los demás, lo que acentuaba nuestro instinto y nos ayudaba a conocernos mejor interiormente ,ya que no actuabamos de modo compulsivo. E íbamos a tascas a beber cerveza y vino dulce, El Bárcenas ,La Garrafa, El Sotanillo, a buscarnos la vida. No necesitábamos reservar en un gastrobar(nombre horrible donde los haya) , prácticamente no necesitábamos comer. Bueno algún campero caía al final de la noche… El caso es que a mi el centro de Málaga me olía a vanguardia, tascas y buen vivir, y ahora…pues mejor me guardo mi opinión. Aquellos viernes por la tarde era normal que sonara en casa de Dani alguna cinta de música española, como llamábamos al pop nacional, que nos conmoviera y nos permitiera intuir un futuro lleno de gratas sorpresas. Entre canción y canción, una noche descubrí la rabiosa “Luz al final del túnel”, de los malagueños Etilicos Esta tarde, 35 años después, la volví a escuchar en el tocadiscos y volví a comprender su sentido. Volví a comprender que los tiempos cambian, las ciudades cambian, la gente cambia, las costumbres cambian pero, por muy mal que vengan dadas, siempre hay quien ve la luz al final del negro túnel… ”…hombres que vagan entre sueños y templos que se derrumban sobre las calles del olvido, no hay voces libres ni voces con cadenas y hay quien ve la luz al final del negro túnel…”

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