Ramoncín - ¡Corta! (1982)

Hum… Mi máquina de detectar incoherencias emite unas señales extrañas. Me explicaré: ese mismo Ramoncín que presumía de autenticidad vallecana y que despreciaba a los integrantes de la Movida por ser unos niños pijos sacó su cuarto disco (este “¡Corta!”) con un presupuesto del copón, rodeado de músicos de primera categoría (del bajo se encargó Boz Burrel, de Bad Company, y en las guitarras colaboran dos monstruos como Rosendo Mercado y Salvador Domínguez). Además, en las labores de composición contó con la ayuda de Ollie Halshall (durante muchos años mano derecha de Kevin Ayers) y de su pareja Zanna Gregman (excelente teclista). Y nos parece muy bien, oiga: la por entonces poderosa Hispavox había encontrado un filón en Ramoncín, y le dieron todo lo que pidió, a pesar de lo muy mal que el cantante hablaba de ellos (que si eran unos explotadores, que si eran unos mercachifles…). Eso sí: es ligeramente incómodo recordar la precariedad con la que, en esos mismos años, grababan los voluntariosos grupos de la Movida, que solo encontraron acomodo en discográficas tan kamikazes con Dro o Tres Cipreses. Pero esto son detalles menores: lo que importa es si este “¡Corta!” es un buen disco o no. Abandonadas ya las actitudes punkies y entregado de cuerpo y alma al rock urbano (denominación genérica que va desde Leño hasta su admirado Bruce Springsteen), las canciones demuestran soltura y solidez, gracias a la excelente producción y al imaginario propio de Ramoncín, que nadie le puede negar. Qué queréis que os diga: a mí me molan más los discos de la Movida, donde todo suena medio desafinado pero las canciones son más imaginativas e inclasificables, grabadas con cuatro duros y producidas por el conserje o por el primero que pasara por allí. Pero es que yo soy (fui) un niño pijo, qué le vamos a hacer.

Ed Original 1982

Sello:Hispavox